Apariencia y realidad

Natalia Jaramillo B1C      

 Puede parecer, para aquellos que han perdido su actitud especulativa, que reflexionar sobre la apariencia y la realidad es totalmente inútil, pues finalmente no tiene ninguna trascendencia real ni utilidad práctica. Para saciar la necesidad de dichas trascendencia y utilidad, expondré la evidente importancia de este tema en la actualidad.

Primeramente, el concepto de realidad podría entenderse como lo que existe verdaderamente. Igualmente, hay que aclarar que la realidad tiene diferentes planos, pues es distinto hablar de la realidad física, que de la metafísica y de la realidad social y cultural. La primera mencionada, la realidad física, es considerada como la verdadera, con motivo de que es estudiada empíricamente por la ciencia, mientras que la metafísica no atiende a la investigación experimental y, por lo tanto, no se puede asegurar la veracidad de las teorías expuestas sobre esta rama de la filosofía. Por último, las realidades sociales y culturales son conceptos abstractos que han sido creados de forma subjetiva en nuestra mente.

Además, es importante mencionar que todas estas realidades son procesadas por nuestro cerebro y, por lo tanto, son muy susceptibles a modificaciones, ya que no percibimos el mundo en sí mismo, sino que, por el contrario, nuestro cerebro utiliza las leyes de la teoría de la Forma, para interpretar los datos sensoriales, proceso que hace posible que percibamos formas configuradas con significado para nosotros. Un ejemplo del “fallo” biológico que nos impide percibir la realidad tal y como es, puede ser la existencia del sonido, que, en verdad, se trata de ondas mecánicas, que nuestros sentidos transmiten al cerebro, y allí, se traduce en sonido. 

Por otro lado, la idea de apariencia se podría definir como algo que parece ser, pero no es. No obstante, esta explicación, puede causar confusión, a causa de que, se suele poner la apariencia en contraposición a la realidad. Sin embargo, aunque la apariencia sea la fachada de una realidad oculta, esta fachada sigue existiendo y, por consiguiente, forma parte de la realidad. Un rostro maquillado, por ejemplo, podría considerarse como la apariencia del rostro real, sin embargo, el maquillaje existe en sí mismo, por lo que está dentro de la realidad. 

Con respecto al aspecto social y cultural del ser humano, la realidad y la apariencia juegan un papel fundamental, pues es a través de esta diferenciación que se consolida toda nuestra historia y cultura. 

Antiguamente, el discernimiento entre lo real y lo aparente fue la herramienta que permitió y sigue permitiendo perdurar a las especies, porque gracias a ella pueden diferenciar entre un fruto venenoso y otro que no lo es; o permite distinguir entre un depredador y una presa.

De igual forma, para el ser humano naturalmente también supone la supervivencia, pero, además, gracias a que el hombre atravesó los procesos de hominización y humanización, este pudo desarrollar el lenguaje articulado y el pensamiento abstracto, lo que posibilitó la transmisión de la información que le permitía sobrevivir sobre la apariencia y la realidad de los elementos que le rodeaban, a las generaciones siguientes. Este proceso implicó el desarrollo y evolución de la cultura. 

En la actualidad, la mayor y principal fuente de cultura e información global es los Mass Media. Teniendo esto en cuenta, los medios de comunicación realmente construyen la realidad, pues son los que, primeramente, definen lo que es la realidad y la apariencia sobre los acontecimientos mundiales, para más tarde transmitir estas ideas a la población. Cuando las personas establecen estas ideas como verdaderas, aunque no lo sean, están modificando la realidad social, que al ser una realidad abstracta que mora en nuestras mentes, varía según la concepción que se tenga sobre esta. Dicho de otra manera: si el pensamiento de las personas sobre la realidad social cambia, esta lo hará también. Entonces se podría afirmar que somos los arquitectos de la realidad abstracta. 

Apenas hace unas décadas, muy pocos tenían la posibilidad de participar en los Mass Media, por lo que la población recibía exclusivamente la información que era seleccionada acorde a los intereses de unos pocos. Como producto de estas circunstancias, se produjeron diversas situaciones como, por ejemplo, el desconocimiento de los alemanes de la derrota de su país en los últimos momentos de la Segunda Guerra Mundial. 

De la misma manera, en el presente, los medios de comunicación siguen controlando a las masas. Sin embargo, con la multitud de avances tecnológicos y el desarrollo de la globalización, la posibilidad de publicar información, desde cualquier lugar, hacia cualquier parte del mundo, se ha expandido hasta todas las personas que disponen de Internet, que en 2018 fueron más de la mitad de la población mundial. Cuatro mil millones de personas pueden difundir información, hecho por el cual estamos asistiendo a la época de la sobreinformación y la sobreestimulación. La realidad del mundo es filtrada, manipulada y seleccionada por tantas personas, que sería imposible discernir entre la apariencia y la realidad en estas condiciones. Por culpa de esta situación se da la existencia y, sobre todo, la permanencia de los bulos (llamados hoy “fake news”), como, por ejemplo, las múltiples noticias falsas publicadas en las redes y en diarios digitales alrededor del conflicto catalán.  

A causa de esto, las personas que son conscientes de la subjetividad a la que está sometida la realidad han asumido que la posverdad, que es un neologismo acuñado a la modificación intencionada de la realidad, ha sustituido a la realidad. 

En una manifestación diferente del concepto de los medios de comunicación, encontramos las redes sociales (RRSS), es decir, sitios de internet en los que se dispone de la capacidad de difundir todo tipo de piezas informativas, entretenimiento, opiniones, etcétera, en los que se reúnen un conjunto grande de personas.

Las RRSS, al igual que los medios de comunicación, transforman la realidad, pero esta vez desde una perspectiva más personal, ya que, la mayor diferencia que existe entre los dos es la posibilidad de publicar, prácticamente, tu vida personal e íntima entera. La causa de esto reside en que, dentro de la mayoría de las plataformas sociales, uno de los requisitos para su utilización es crear un perfil social, esto es, un avatar, una identidad virtual, que almacena infinidad de datos personales. 

Debido a la tecnologización del mundo, ha pasado a ser, por poco, fundamental estar registrado en la red por diferentes motivos, lo que provoca que casi la totalidad del globo terrestre lo esté. Con esto, podemos inducir que vivimos en una realidad virtual, no obstante, sería una realidad aparente, debido a que, como podemos modificarla a nuestro antojo, está en su mayor parte formada por apariencias. 

La asistencia masiva de la sociedad a Internet, un lugar en el cual el individuo puede exponer su vida, implica que, debido a la psicología egocéntrica del ser humano, se desarrolle de manera exagerada el narcisismo, lo que vulgarmente se ha llamado el “postureo”, neologismo que se refiere al comportamiento humano en las redes sociales, a la actitud del que busca aparentar, para despertar en los demás una respuesta positiva. Se trata de intentar causar una buena impresión. 

Respecto a esto, la realidad reacciona, por un lado, porque se crea una apariencia que oculta la realidad de la vida de esas personas que aplican el “postureo” y, por otro lado, porque la influencia de las redes sociales afecta a la realidad en sí, cambiando la cultura.

En relación con esto, los medios de comunicación y las redes sociales han tomado autoridad en la tarea de la herencia cultural, que anteriormente le pertenecía únicamente a las personas que formaban parte del círculo más cercano de los infantes, dado que inculcan, ya sea directa o indirectamente, todos los valores, modos de vida, y costumbres que les conviene para su beneficio propio, como puede ser la creación de necesidades en el ser humano que lo invitan a consumir de forma desmedida, el entretenimiento banal, los roles de género, la idea de familia, los ideales de belleza, etcétera, que no surgen de forma natural, sino por la autoría de los Mass Media y las RRSS. Como ejemplo de esto, se puede exponer la inmediatez a la que nos hemos acostumbrado por la influencia de la tecnología, el cambio de la forma de relacionarnos. En este contexto, se podría resaltar el caso de las plataformas de citas, pues han cambiado radicalmente las relaciones amorosas. 

En síntesis, entonces, la realidad, es decir, lo que existe de manera verdadera, tiene diferentes planos, y estos están sometidos a las alteraciones cerebrales. Por otra parte, la apariencia, esto es, lo que parece ser, pero no es, forma igualmente parte de la realidad.

Otro punto interesante es que, gracias a la diferenciación entre la apariencia y la realidad, se formó nuestra cultura e historia, así mismo, también implicó la supervivencia de las especies, que, en el caso del ser humano, además, supuso la aparición y desarrollo de la cultura.

Por otro lado, al ser los Mass Media el lugar donde se transmite la mayor parte de la cultura y la información del globo terráqueo, significa que son los que construyen la realidad. En el pasado, como eran muy pocos, era limitado el acceso a los Mass Media, por lo que la información era fácilmente manipulable. Pero, debido a los avances de la tecnología y de la globalización, la mayoría de la gente puede publicar información, así como manipularla, por lo que la posverdad ha pasado a ser la nueva realidad. 

Además de los Mass Media, las RRSS también transforman la realidad, pero desde un enfoque más personal. Las RRSS crean una realidad de apariencias.

Los Mass Media y las RRSS son los transmisores de una cultura que han creado.

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