Mujeres en la ciencia

Claudia del Saz (B2B) Y Antonio Cañizares (B2B)

Polonio, radio, renio, francio, tecnecio y protactinio son algunos de los elementos, presentes en la tabla periódica, descubiertos por mujeres. 2019 fue proclamado Año Internacional de la Tabla Periódica, conmemorando el 150 aniversario del trascendental trabajo del químico ruso Dimitri Ivánovich Mendeléiev (1834-1907). Pero debe considerarse como importante que el estudio de varias mujeres ha contribuido al desarrollo de la química. Este hecho, a veces ignorado, ofrece una perspectiva más amplia del trabajo científico y de la importancia del papel de la mujer en su desarrollo. Debe tenerse en cuenta que la ciencia había clasificado y predicho la existencia de elementos antes de que Mendeléiev propusiera su esquema en 1869, y siguieron haciéndolo después. Muchos científicos trabajaron para descubrir y explicar el comportamiento de nuevas sustancias. Sin embargo, quedaba mucho por descubrir, pues conceptos como “gases nobles”, “isótopos”, “radiactividad”, “partículas subatómicas” y “mecánica cuántica”, corrientes en la terminología química contemporánea, todavía no se habían descubierto a mediados del siglo XIX. En el desarrollo de estos descubrimientos algunas mujeres desempeñaron un papel crucial y revolucionaron nuestra concepción de los elementos.


Tal es el caso de la polaca Maria Salomea Sklodowska-Curie, más conocida como Marie Curie (1867-1934).  Es sin duda la científica más famosa por sus investigaciones sobre la radiactividad y el descubrimiento del radio y del polonio, que le valieron el Nobel en dos ocasiones (única persona en tener un premio Nobel en ambas disciplinas: Física y Química). 


El primer paso para demostrar la existencia de un nuevo elemento consiste en detectar un comportamiento químico o una propiedad física que no se corresponda con la de ningún elemento conocido. Después, aislarlo en grandes cantidades para poder pesarlo y convencer a la comunidad científica. De esta forma Marie Curie inició su tesis doctoral sobre “rayos de uranio” en 1897. Quería explorar la radiactividad, fenómeno descubierto en 1896 por Henri Becquerel (1852-1908), pero sospechó de la existencia de otros elementos al observar que la radiactividad de pechblenda, un mineral de uranio, era superior a la que cabía esperar de su contenido en uranio. Su marido, Pierre Curie (1859-1906), se incorporó a las investigaciones. En 1898 identificaron las líneas espectrales de dos nuevos elementos: radio y polonio. Tardaron más de tres años en pulverizar, disolver, hervir, filtrar y cristalizar toneladas de pechblenda para extraer tan solo 0,1g de un compuesto de radio. En 1903, Pierre y Marie Curie compartieron el premio Nobel de Física con Henri Becquerel por el descubrimiento de la radiactividad y, en 1911, Marie Curie recibió un segundo Nobel por el descubrimiento del radio y del polonio y por la concentración y el estudio del radio.


La mayoría de las científicas, sin embargo, son poco conocidas. Tampoco suele apreciarse la tenacidad y diligencia que requiere el trabajo experimental, la valoración de los datos y la reconsideración de las teorías vigentes. En 1918, la física Lise Meitner (1878-1968) y el químico Otto Hahn (1879-1968) descubrieron en Berlín el elemento 91, el protactinio. Meitner era austriaca y, tras completar su doctorado, había buscado en Alemania una oportunidad profesional. En 1907 fue admitida como colaboradora de Hahn, sin embargo, tuvo que trabajar en el sótano, ya que las mujeres no podían acceder al edificio principal.


Hahn y Meitner descubrieron el protactinio en el curso de una investigación sobre la “sustancia madre” de la serie de desintegración del actinio. El descubrimiento fue atribuido a Meitner y Hahn, porque concentraron el nuevo elemento en mayor cantidad y lo caracterizaron de forma más completa que sus competidores. También el renio (elemento número 75) fue descubierto conjuntamente en 1925 en Berlín por Ida Noddack (1896-1978) y su marido Walter Noddack (1893-1960) junto con Otto Berg (1873-1939). Ida, dejó un puesto en la industria química para ir a la caza de elementos. En 1925 se incorporó en calidad de investigadora no remunerada al Instituto Físico-Técnico Imperial de Berlín, donde Walter dirigía el departamento de química. Los Noddack tuvieron que emplearse a fondo para producir cantidades ponderables de renio, así denominado por el río Rin. Es uno de los elementos más raros de la Tierra y no es radiactivo. Además, descubrieron el elemento 43, llamado masurio, pero no consiguieron líneas espectrales ni aislar la sustancia, por lo que fue producido artificialmente en 1937 con el nombre de tecnecio. A diferencia de Marie Curie, cuyas investigaciones obtuvieron reconocimiento internacional, Ida Noddack trabajó como invitada en el laboratorio de su marido, quien, además, no se tomó en serio su sugerencia en 1934 de que el núcleo podía partirse, un proceso que hoy denominamos fisión. 


Los descubrimientos del neutrón (1932) y de la radiactividad artificial (1934) abrieron la investigación de la fabricación de elementos mediante el bombardeo de átomos con partículas. El físico italiano Enrico Fermi (1901-1954) anunció que se habían producido los elementos 93 y 94 tras bombardear uranio con neutrones. Ida Noddack señaló, sin embargo, que era concebible que el núcleo se hubiera dividido en varios fragmentos grandes”. Tenía razón, pero los físicos la ignoraron. 
En 1938 Meitner y Hahn demostraron que el bario estaba entre los productos de las reacciones de Fermi. Meitner huyó a Suecia durante la Segunda Guerra Mundial y, aunque convenció a Hahn sobre la fisión del núcleo, este no lo citó en el discurso de aceptación del Nobel en 1945, para reconocer el papel de Meitner. 


No es fácil distinguir la contribución de estas pioneras con colaboraciones masculinas, pero la física francesa Margarite Perey (1909-1975) es una excepción, pues fue la única descubridora del elemento 87, el francio, en 1939. Trabajó como técnico de laboratorio bajo la dirección de Irène Joliot-Curie (1897-1956), donde midió la vida del actinio 227. Identificó un nuevo elemento, pero nadie pudo reclamar el hallazgo. En 1962, Perey se convirtió en la primera mujer en ser miembro de la Academia de las Ciencias Francesa, aunque no admitieran mujeres hasta 1979. El francio ha sido el último elemento natural descubierto.



Publicar un comentario

0 Comentarios