PlanEA deja huella

Alicia Bernardos y Lola Herrero
Coordinadoras del Proyecto PlanEA


¿PlanEA? ¿Qué es eso? ¿Arte y escuela? ¿Enseñar a través del arte? ¿Un proyecto a cinco años? ¿Y luego qué? 


Estas eran algunas de las preguntas que nos hacíamos cuando hace cinco años decidimos embarcarnos en esta ilusionante aventura. Con la iniciativa de Alicia Bernardos, el apoyo del Equipo Directivo, la aprobación en el Claustro y millones de dudas, en el curso 19/20 echamos a andar. Y fueron precisamente ese curso y el siguiente, los más complicados de nuestra vida, los años del famoso Covid. Pero esto no impidió que siguiéramos adelante y que el proyecto fuera tomando forma poco a poco. 


La propuesta de la Red PlanEA era adaptar un proyecto de Arte y Escuela a las necesidades de nuestro centro. Y en nuestro caso, dado el tamaño gigante de nuestras instalaciones, decidimos que el hilo conductor fuera la transformación de estos espacios. Queríamos convertir nuestras instalaciones en lugares más agradables, más cálidos, que promovieran el encuentro. Queríamos embellecer el instituto, hacerlo más accesible a la diversidad y más ecológico. Pero, sobre todo, queríamos que el instituto se pareciera más al centro soñado por el alumnado y el profesorado. 


Para ello, empezamos por escuchar las necesidades de toda la comunidad educativa.  El primer curso hicimos análisis y diagnóstico en el que participó toda la comunidad educativa. Tras esto, empezamos a diseñar talleres y a buscar colaboraciones para responder a las necesidades detectadas: mejorar el patio, crear espacios de encuentro, transformar las aulas, señalar y reverdecer el centro. El tercer curso, dimos un salto importante, puesto que determinadas materias incorporaron las colaboraciones y talleres dentro de sus programaciones didácticas. Además, PlanEA también empezó a llegar al alumnado desde la integración con las estructuras participativas en los dos primeros cursos de la ESO. El cuarto y quinto curso, consolidamos esta forma de trabajar, ampliamos las líneas de actuación y aumentamos la implicación del profesorado.


Las líneas principales en las que hemos ido trabajando han sido: acústica, señalética, patio, textil, aulas materia, biblioteca… Cada una de ellas con vida propia, y a la vez todas enlazadas entre sí, de manera que a veces cuesta distinguir unas de otras. 


Hay cosas que solo podrían haber sucedido con PlanEA. Todas las actuaciones han tenido su razón de ser, con objetivos concretos, pero algunas de ellas han dejado una huella especial. Un día, después del temporal Filomena, aparecieron unos troncos enormes en el patio, y en la hora del recreo se podía ver a gente saltando por encima, o a veces sentados leyendo. Otro día, apareció un saco de boxeo colgado del larguero de una portería. Estaba hecho con un saco reutilizado, relleno de hojas caídas de los árboles. Era algo sencillo, pero impactante y pocos resistían la tentación de dar un par de golpes al pasar por delante. El edificio Castilla empezó a decorarse con una letra extraña, creada por el propio alumnado. La reflexión sobre la mala acústica de las aulas llevó a crear triángulos para mejorarla que poquito a poco se instalaron en algunas aulas. El alumnado soñó una clase diferente y se materializó en un Aula Experimental. El patio empezó a tener sombra tejida con telas procedentes de pancartas de Green Peace. El festival Concéntrico de Logroño donó pelotas de ejercicio que se han transformado poco a poco en puff para sentarse en el futuro rincón de lectura del patio. Se diseñaron pequeños espacios verdes y se construyeron bancos y gradas para hacer espacios exteriores para el encuentro y la docencia. 


Gracias al proyecto PlanEA, han formado parte de nuestro instituto arquitectas, diseñadores, creadoras textiles, artistas sonoros, dibujantes de cómic y actores. Estas personas han colaborado en el diseño de actividades y trabajado mano a mano con profesorado de distintas materias. Han enriquecido nuestra forma de entender la enseñanza de las materias y contenidos, nuevos métodos que proceden de campos artísticos y mejoran la educación pública. Además, su paso por el centro ha dejado una huella de cambios físicos reales, que podemos disfrutar cuando ya se han marchado. 


Aún nos queda mucho por hacer, tenemos muchas ideas y ganas. Y nada nos gustaría más que seguir contando con un profesorado tan implicado como hasta ahora. Sin ellos y ellas, nada de esto es posible.


Gracias por tanto, y ¡a pensar en lo que viene! 








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